martes, agosto 09, 2005

FUENTES ANÓNIMAS...¿QUÉ TAN CONFIABLES SON?

En la Universidad, una de las cosas que los profesores nos dicen y nos repiten a los que estudiamos periodismo, es la ética, el secreto profesional y la libertad de prensa.

A menudo, el periodista se encuentra con una noticia que puede afectar la vida y la situación de una persona pública y las fuentes, son personas anónimas que no quieren que sus nombres sean revelados por temor a represalias. Viendo esto, la labor del periodista no es sólo “destapar” la noticia, sino proteger la identidad de la fuente, pero que pasa cuando esta es poco confiable?

Hace poco, el periodista Daniel Samper Pizano, publicó un artículo en la revista
Credencial en el que hablaba de que los periodistas “de donde diablos sacamos las noticias”, cuando se trata de revelar hechos que son contados por testigos que nadie conoce...si son confiables??

En el artículo, Samper Pizano dice algo muy cierto, y es que no sólo la fuente es la que hace la noticia, esta simplemente se limita ayudar a encontrar las pistas, pero son los reporteros los que se toman el trabajo de averiguar el resto, eso si...a veces con mucha suerte, como en el caso de
“Garganta Profunda”, que sólo hasta hace poco, gracias a la discreción de los comunicadores del Washington Post, se develó la identidad del testigo más famoso de la historia y quien ayudó a destapar el escándalo que hizo caer al presidente Nixon en 1972.

El caso totalmente opuesto es el de la revista
Newsweek, que, después de haber publicado que soldados estadounidenses que cuidaban un campo de reclusión en Guantánamo supuestamente profanaban el Corán, libro sagrado de la religión musulmana, gracias a una fuente anónima, tuvieron que pedir disculpas días después, ya que nunca se comprobó nada y la misma fuente dijo que no estaba segura de ello.

Casos como estos se ven todos los días, y es tarea del periodista aprender a discernir si la fuente que le está dando la información es digna de confiabilidad o no. Muchas veces el reportero es manipulado por la fuente, cayendo en un “matrimonio” que es difícil de disolver. Las fuentes son pieza importante en el desarrollo de la noticia, pero es el reportero quien tiene la capacidad, y por qué no, el poder para llevarla hasta las últimas consecuencias. Si se tiene conciencia de eso, tal vez se cometan menos equivocaciones y la prensa volverá a tener la credibilidad que ha perdido hasta ahora.
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